Cuando 600.000 niños mueren cada año por una enfermedad olvidada cuya cura tiene un coste para el tratamiento menor de 40 céntimos de euro por individuo… ( lo que vale una latita de cervecita que bebe en asamblea de hombres y mujeres libres discutiendo naderías un joven fatuo y soñador…) me la sudan, las revoluciones pendientes aquí… o en Pekín. ( Y los berridos de la manada política… con sus “ desquiciados” seguidores) El hecho de poder aliviar el sufrimiento y la muerte de un millón de personas… con treinta y seis millones de euros, lo que va a costar poco más o menos la reconstrucción de Lorca… da que pensar. Como el simple hecho, de que el final de la pandemia del hambre en el planeta hubiera tenido solución con la mitad de lo que invirtieron los estados en rescatar al sistema financiero mundial de la codicia de tiburones sin escrúpulos ni alma. Ahora que los peritos evaluadores de la insurrección cívica toman la calle y el impulso vital de la “ revolución”, lo demás me ha dejado de interesar… ( incluidos ellos, los profesionales insurgentes del cartonaje… del envoltorio – libertario- de la verdad, su verdad…) chimpancés como Martín Garitano – el autómata de Bildu- con su carné de demócrata recién estrenado que se permite dar lecciones de libertad… como los líderes sindicales abanderar el acuerdo económico y social. ( En nombre de “ la clase obrera”) Es para vomitar, cual un volcán “ islandés”… o, simplemente… un gilipollas islandés, surgido del frío. Es curioso, como las urgencias humanas, quedan maliciosamente solapadas en el resplandor de la mugre mediática de las victorias, ( … y las derrotas…) que llevan a reflexiones desconectadas de la realidad. Una de tantas, como hay…
Hay quien no entenderá lo que voy a decir… pero, prefiero la dignidad del sabor del mijo cocido, a la suavidad rebelde de una melena contestataria lavada en champú con microaceites esenciales de arroz. Y claro, claro que es una irónica exageración… faltaría más. Una chaqueta de punto blanca y nívea con la que resguardarse de la frialdad de las palabras que parecen hechos, mas sólo… única y exclusivamente son palabras, que se lleva el viento… escritas en cartulina de un día de furia, y euforia. Gracias… ya sé que el insulto es gratuito. Y tal vez eso… tampoco me preocupa. ( Ni, lo más mínimo… porque estoy » harto» de que me insulten… » payasos», con más apostura… más sucinta, lacónica “ arrogancia”) Porque creo en aquellos a los que no se les ve, ( con claridad) las que cuecen el potaje diario al fuego, los que… murieron… y mueren cada día, otra vez más… por la “ libertad”, sin Twitter… ( les admiro, yo no tendré jamás su firme espíritu inquebrantable… meramente soy, un sombrío “ ajuntaverbos”) las que dan lo que no tienen… los que sonríen a la adversidad… ( ah sí, que cursi) los otros se pueden ir, con todos los respetos… a la mierda. La pregunta sería, algo así… ¿ desde que he comenzado a escribir esto… cuánto ha subido el precio del trigo?.